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Virus del Papiloma: ¿Qué es la prueba de Papanicolaou?

Virus del papiloma humano, su prueba de detección y el Papanicolaou

Virus del Papiloma: ¿Qué es la prueba de Papanicolaou?

El virus del papiloma humano o VPH se contagia durante las relaciones sexuales y es el agente causal de la enfermedad viral más difundida, siendo el cáncer de cuello uterino el cuarto más frecuente en mujeres. Existen 150 tipos diferentes de estos microorganismos, de los cuales 40 se denominan de tipo genital, ya que pueden infectar esta región, el ano o la orofaringe de hombres y mujeres. Algunos de estos virus, como los denominados 18 o 16, causan lesiones malignas o premalignas y se denominan oncogénicos. Por eso, quiero hablarte de la importancia de detectarlos de forma temprana.

¿Qué es la prueba de Papanicolaou?

La mayoría de las infecciones causadas por este virus desaparecen con el tiempo, en unos 2 años, ya que son combatidas y eliminadas por el sistema inmunitario. Sin embargo, en algunas mujeres, las lesiones premalignas se hacen crónicas y pueden causar el cáncer de cuello del útero. La prueba de Papanicolaou sirve para detectar los cambios celulares en la mucosa de esta zona.

El cuello uterino puede verse en el fondo de la vagina, pues se trata de la porción más baja de útero. Consta de la parte externa o exocérvix, que es redondeada. En el centro tiene el orificio cervical externo, por donde se puede alcanzar el endocérvix, un canal que llega hasta el útero. Para realizar esta prueba se toman muestras mediante un suave raspado de ambas zonas y se examinan al microscopio.

Evolución del cáncer de cuello uterino

Esta enfermedad se desarrolla en un período de tiempo relativamente largo. En las mujeres con un sistema inmunitario sano, puede tardar 20 años, mientras que en las que tienen algún tipo de inmunosupresión, aparece en un lapso de 5 a 10 años, ya que persiste la infección viral. Los síntomas son: sangrado que no corresponde a la menstruación, flujo vaginal fétido y dolor pélvico o sangrado con las relaciones sexuales.

¿Cómo se lleva a cabo?

La prueba suele formar parte de la evaluación general que te hace el ginecólogo. Por esta razón, tienes la posibilidad de realizarla rutinariamente.

Requisitos

Es importante que no estés menstruando, ya que la sangre presente en la muestra puede hacer difícil la interpretación de los resultados. Es preferible que pidas tu cita para un día diferente.

Indica a tu médico si tomas algún tratamiento, especialmente píldoras anticonceptivas. Te recomiendo que le informes también si estás embarazada y de tus anteriores resultados con esta prueba. Durante las 24 horas previas, suspende las duchas vaginales y no uses tampones ni óvulos. Las relaciones sexuales tampoco son aconsejables en ese lapso.

Evaluación

Para el examen pélvico, debes haber vaciado tu vejiga. Te acostarás en la mesa de exploración ginecológica, colocando los talones en los estribos. El médico introducirá el instrumento llamado espéculo en tu vagina y lo abrirá para separar sus paredes y tener acceso al cérvix o cuello. Las muestras se toman con un cepillo cónico, para el endocérvix, y una espátula pequeña, para el exocérvix; se colocan en láminas de vidrio para el examen microscópico y se envían al laboratorio.

El examen no es doloroso en general, o muy poco. Puede que sientas algo de molestia o presión causadas por la separación de las valvas del espéculo, al abrirlo. Después del examen no hay síntomas, aunque puede que presentes un leve sangrado.

¿Cuándo se aconseja hacerla?

En general, los médicos recomiendan que esta prueba se realice en mujeres con edades entre los 21 y los 65 años, y con una periodicidad de entre 3 y 5 años. La frecuencia puede ser mayor, a juicio de tu ginecólogo, en ciertos casos.

Las mujeres mayores de 65 años pueden dejar de hacerse la prueba si los tres resultados previos han sido normales y si no mantienen relaciones con múltiples parejas. Las que se han sometido a histerectomía total, con resección del útero y del cuello uterino, no la necesitan.

Factores de riesgo

En determinados casos, y siempre con la recomendación de tu médico, puedes necesitar que la prueba se haga con una frecuencia mayor, una vez al año o antes. Esto depende de que estés expuesta a ciertos factores de riesgo, que son los siguientes.

  • Infección por virus de la inmunodeficiencia humana o VIH, no tratada.
  • Tabaquismo.
  • Deficiencia del sistema inmunológico causada por quimioterapia, uso crónico de medicamentos con esteroides o medicación para evitar el rechazo en los trasplantes de órganos.
  • Diagnóstico previo de cáncer de cuello uterino.
  • Diagnóstico previo de lesiones premalignas.
  • Exposición prenatal al dietilestilbestrol.
  • Inicio de la actividad sexual a edad temprana.
  • Número elevado de partos.
  • Primer parto a edad temprana.
  • Parejas múltiples.
  • Coinfección con otros microorganismos causantes de enfermedades de transmisión sexual: herpes simple, gonorrea y clamidiasis.

¿Qué resultados nos entrega?

Cuando recibas el informe, puede que encuentres que reporta que hay células de la mucosa del cuello uterino sanas, lo cual es lo normal, es decir, negativo. Sin embargo, dada la larga evolución de las lesiones anormales, puede haberlas en diferentes estadios, lo cual significa que un hallazgo positivo no necesariamente implica que tienes cáncer.

Células escamosas atípicas indeterminadas

Se trata de células planas que revisten el cuello. Al clasificarlas como atípicas, quiere decir que presentan una ligera anormalidad que no es clara y se denominan ASC-US. Es recomendable hacer una segunda prueba para detectar si hay presencia de virus del papiloma humano de tipo oncogénico.

Las causas para este resultado pueden ser varias: presencia de VPH, falta de estrógeno, como sucede en la menopausia, inflamación crónica por otro motivo o cambios que podrían llevar a que aparezca una lesión premaligna.

Lesión escamosa intraepitelial

Este término te indica que las células recogidas en la prueba de Papanicolaou pueden ser premalignas. Los cambios encontrados serán de grado bajo o alto, y en el segundo caso, la probabilidad de desarrollar cáncer es mayor. Deberás, entonces, hacerte análisis adicionales para el diagnóstico. Se denominan LSIL o displasia leve si son de bajo grado y HSIL o displasia moderada a severa, si son de alto grado.

Células glandulares atípicas

Las glándulas de las que se desprendieron estas células están en el cuello del útero y su función es segregar mucosidad y su clasificación es AGC. En este caso, los cambios levemente anormales no son claros y se requieren más evaluaciones.

​Carcinoma de células escamosas o adenocarcinoma

Los cambios reportados son lo suficientemente acentuados para determinar que la lesión es maligna. Las células escamosas atípicas (ASC) provienen del revestimiento, y el adenocarcinoma (CGA) deriva de las glándulas. Necesitarás evaluaciones adicionales, además del tratamiento que indique tu ginecólogo.

Adenocarcinoma in situ

Clasificada como AIS, se trata de una lesión avanzada que parte del tejido glandular. Es posible que se convierta en cáncer si no recibe tratamiento.

Diferencias con la prueba de detección del VPH

Durante muchos años, la única manera de detectar el riesgo de contraer cáncer de cuello uterino fue la prueba de Papanicolaou. Sin embargo, con el desarrollo de otros métodos diagnósticos, puedes ahora contar con una prueba para identificar la presencia de VPH. Gracias a esta posibilidad, se llega a la certeza de que las lesiones malignas o premalignas son causadas por este microorganismo.

Ventajas de utilizar esta prueba

Ambas pruebas, utilizadas según el criterio médico actualizado, son muy útiles para proporcionarte una información completa y exacta. De esta manera, podrás planificar junto a tu ginecólogo las evaluaciones adicionales necesarias, como por ejemplo una toma de muestra de tejido para biopsia, o una colposcopia. Este último examen consiste en la inspección del cuello y la vagina con un instrumento óptico que amplifica la imagen.

Además, podrás recibir orientación sobre la conveniencia o no de tratar las lesiones premalignas o adoptar una actitud más conservadora y esperar su evolución. En el segundo caso, se haría un seguimiento cercano.

Estas dos evaluaciones son complementarias, ya que la prueba de detección del VPH no te dice si tienes cáncer o no. La información que te proporciona es si tienes una infección causada por el VPH. Además, te indica si el tipo de virus es oncogénico, es decir, de alto riesgo para las lesiones malignas. Por otra parte, la prueba de Papanicolaou no te informa sobre la presencia o ausencia del virus, pero en el primer caso te indica el riesgo de desarrollar lesiones malignas. Las pautas actuales para la prevención de esta enfermedad son las siguientes.

Las mujeres en edades comprendidas entre 21 y 29 años deben hacerse la prueba de Papanicolaou cada 3 años, como parte de sus evaluaciones pélvicas. Las mujeres de 30 a 65 años pueden optar por 3 esquemas de evaluación, según la recomendación de su médico.

  • Cada 5 años, realizar solamente pruebas de VPH.
  • Cada 5 años, someterse a evaluación con las dos pruebas, Papanicolaou y para el virus del papiloma humano.
  • Cada 3 años, con la prueba de Papanicolaou exclusivamente.

Quienes presentan factores de riesgo, pueden hacerse las dos pruebas con una frecuencia mayor y a cualquier edad, incluso después de los 65 años.

El virus del papiloma humano es una infección cuyas consecuencias pueden controlarse en la actualidad. Para lograrlo, debes someterte a exámenes ginecológicos periódicos. Ponte en contacto con nosotros para obtener más información sobre este tema tan importante.

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