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CONSEJO FARMACÉUTICO DEL MES

¿Cómo saber si tengo sequedad ocular?

Las principales causas y tratamientos para la sequedad ocular

¿Cómo saber si tengo sequedad ocular?

Las principales causas y tratamientos para la sequedad ocular

El síndrome del ojo seco (OSO) es una patología muy común y que afecta a un gran número de personas que aún están por diagnosticar. Se estima que alrededor de un 60% de la población con más de 45 años la sufre, lo que se traduce en cerca de cinco millones de personas en nuestro país. Afecta a más mujeres que hombres y a partir de los 60 años el porcentaje se dispara hasta el 80 %.

Se trata de una irregularidad de carácter ocular en la que el ojo no produce la cantidad de lágrimas suficiente. En el caso de la población femenina, está íntimamente relacionada con los cambios hormonales. Hay otras terminologías para referirse a esta dolencia. Queratitis o queratoconjuntivitis sicca, referida a la sequedad e irritación de la córnea, y el síndrome de disfunción de la película lagrimal.
Este último hace referencia a que es igual de importante la mala calidad de la lágrima al igual que una cantidad inadecuada.

La película lagrimal

Como ya hemos referido en la introducción, la irritación ocular está directamente relacionada con las lágrimas. Los párpados tienen el papel de empujar la película lagrimal, repartiéndola de manera uniforme por la zona corneo-conjuntival. Esta película tiene cuatro funciones principales:

  1. Función óptica: mantiene la parte de la córnea uniforme, desde el punto de vista óptico.
  2. Función mecánica: lava restos celulares, deshecha sustancias extrañas y lubrica la superficie del globo ocular.
  3. Función nutriente: proporciona a la córnea el oxígeno celular necesario.
  4. Función antibacteriana.

Cuando las lágrimas se rompen rápido o se deterioran por el funcionamiento del parpadeo, comienzan a aparecer los primeros problemas de inflamación ocular, síntomas de otras patologías que pueden derivar en lesiones irreversibles. Si se rompe y queda expuesta al aire hay que acudir al especialista.

Principales causas de la sequedad ocular

En la actualidad, en síndrome del ojo seco es una de las causas más frecuentes de urgencias en el servicio de oftalmología. Puede aparecer por una serie de factores, aparte de los que ya hemos nombrado anteriormente.

  • Trastornos alérgicos.
  • Enfermedades de índole reumática.
  • Alteraciones en la piel.
  • Ingesta de tratamientos, anticonceptivos, antidepresivos o antihistamínicos.
  • Ser consumidor de tabaco. Este mal hábito también puede conllevar otros problemas como cataratas o degeneración macular.
  • Cambios hormonales de peso, como por ejemplo la menopausia.
  • El abuso o mal uso de lentes de contacto.
  • Haberse sometido previamente a alguna intervención ocular.
  • Fijar la vista durante un largo tiempo, leyendo o con pantallas. Esto puede provocar una evaporación de la lágrima mucho más rápida.
  • El propio envejecimiento. Hay un alto riesgo a partir de los 45/50 años.
  • La exposición a ambientes, tanto interiores como exteriores. Los primeros por la ausencia de humedad ambiental, debido a ventiladores o aires acondicionados. Los segundos por las condiciones climatológicas, temperaturas, viento, etc.
  • Coger frecuentemente un avión. El aire de las cabinas de las aeronaves suele ser bastante seco.
  • Tener problemas de párpados, como por ejemplo su cierre parcial al dormir (blefaritis) o trastornos después de una cirugía. Esto acelera la posibilidad de sufrir esta enfermedad.
  • Padecer algunas dolencias como el lupus, la diabetes, problemas relacionados con las tiroides o artritis reumatoide, entre otras muchas.
  • Haberse sometido a alguna operación previa con láser o cirugía refractiva corneal.

Otra causa, menos conocida es la contaminación. La OMS reconoce que, aunque está estrechamente ligado a problemas respiratorios, la aparición de elementos en el aire, como ozono, dióxido de nitrógeno o dióxido de azufre contribuyen a un aumento de la inflamación ocular.

Síntomas del síndrome de ojo seco

Una vez conocemos las posibles causas de esta patología, vamos a proceder a conocer su sintomatología. Con el fin de detectarla, en caso de que ocurra, y saber cómo proceder.

  • Sensación de quemazón o ardor.
  • Enrojecimiento.
  • Malestar al realizar tareas tales como leer, conducir o fijar la vista en dispositivos electrónicos.
  • Intolerancia a las lentes de contacto.
  • Sensación de picazón en los ojos.
  • Pesadez en los párpados.
  • Sensación de arenilla en la vista.
  • Visión borrosa.
  • Excesiva sensibilidad a la luz.
  • Fatiga visual.
  • Ojos llorosos. Aunque parezca una paradoja, esto se produce debido a que ante la sequedad, el propio ojo sobreestimula la producción de lágrimas como método de protección.
  • Inflamación y dolor.

Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, es aconsejable acudir a un especialista para que valore nuestro caso y así tener un diagnóstico fiable. Cabe destacar que hasta hace poco tiempo hacer una valoración de ojo seco no era precisamente sencillo. Esto se debía a que no existía ninguna prueba de diagnosis y posterior medición de la gravedad de esta patología. La prueba más extendida era la tinción de la superficie ocular con fluoresceína. Consistía en la visualización, de manera más directa y detallada de la córnea, para ver si había presencia de posibles úlceras corneales.

También se ha usado, en consultas oftalmológicas, el Test de Schirmer. En este caso se colocaban en los párpados inferiores de ambos ojos unas pequeñas iras de papel de filtro, con el fin de cuantificar la cantidad de lágrimas que el paciente era capaz de producir. Con los años y el avance de la ciencia, ha entrado en escena maquinaria moderna y nuevas herramientas mucho más eficaces en la diagnosis de esta dolencia.

Tratamiento

La sequedad ocular suele ser una enfermedad crónica y duradera en el tiempo, por lo que la medicación o la prescripción médica ha ido ligada a largos períodos.

El tratamiento clásico y el más efectivo es el de las lágrimas artificiales. Con el fin último de mantener la humedad del globo ocular, se usan las que no tienen ningún tipo de conservante. Se trata de una solución salina isotónica o hipotónica, compuesta en su mayoría por agua, que favorece la duración de estas sobre la superficie ocular. Previene la contaminación exterior y cualquier tipo de irritación ocular.

En casos que revisten más gravedad, se utilizan colirios con factores de crecimiento. Se obtiene del suero del propio paciente que, junto con fármacos inmunosupresores, reducen la inflamación de manera considerable. En la línea de terapias poco invasivas, encontramos la exfoliación del borde libre de los párpados y drenaje glandular. Consiste en suprimir la membrana que tapona las glándulas de Meibomio. Tras esta primera etapa, se realiza un masaje con la finalidad de vaciar el contenido de las glándulas. Se suele aplicar frío y antioxidantes que mejoran el posterior drenaje linfático.

Si entramos en procedimientos que requieren cirugía, tenemos una única alternativa. Se trata del sondaje de las glándulas de Meibomio, anteriormente citadas. Tiene como objetivo abrir el conducto de salida y extraer el contenido graso que pueda encontrarse en su interior. Posteriormente se aplica antibiótico para evitar futuras infecciones.

Existen otros tratamientos menos convencionales como por ejemplo la prescripción de corticoides de uso tópico, hialuronato sódico, lágrimas de suero autólogo, pilocarpina o ácido hialurónico. Sea la terapia que sea, siempre tiene que estar pautada por un farmacéutico o un especialista oftalmólogo. El último y más novedoso de los tratamientos es el uso de la luz pulsada o IPL, no invasiva e indolora. Muy común en el campo de la medicina estética, ha llegado al mundo de la medicina ocular para facilitar la cura a los pacientes. Ayuda a estimular la circulación y mejora la calidad visual con amplios resultados de éxito.

Prevención de la enfermedad

Como en cualquier otra cuestión relacionada con la salud, la alimentación juega un papel determinante. En el caso del síndrome de ojo seco, incorporar a la dieta ácidos grasos Omega 3 puede reducir el riesgo de padecerlo. El pescado azul o mariscos lo poseen de manera natural. Los frutos secos y alimentos naturales, como las semillas de chía o lino, junto con las nueces, son fuentes muy ricas. Ingerir mucho líquido también puede ayudar a prevenir este tipo de patologías.

Por otro lado, te recomendamos que te alejes de ambientes excesivamente secos, zonas donde haya corrientes de aire o lugares donde haya una alta contaminación por humo de tabaco u otros aires nocivos. Todo ello, junto con los aires acondicionados, son caldo de cultivo para que haya una evaporación de la lágrima. Tener cerca un aparato humidificador y el uso diario de gafas de sol de buena calidad son altamente aconsejables. Y por último, como hábitos a adquirir por la propia persona, se recomienda parpadear con relativa frecuencia y tener una higiene correcta de la zona ocular. Usar compresas calientes en la zona de las pestañas o usar lágrimas artificiales de vez en cuando son buenas maneras de prevenir y tener el ojo sano.

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